Parches bordados y estampación para ‘Mamá’, de Konstanza Vargas
Konstanza Vargas es una diseñadora de moda venezolana afincada en Madrid. Está recién salida del cascarón como quien dice pero, a pesar de su condición novel, se ha curtido en mil batallas durante su paso por el Ciclo de Modelismo de Indumentaria de la Escuela Artediez (2015-2018).
Para los no entendidos en el argot, técnicamente, un modelista es aquella persona que diseña modelando tejidos sobre maniquí. No obstante, el mencionado ciclo prepara a sus alumnos para crear productos de moda que respondan a la demanda del mercado actual en cualquiera de sus formatos, lo que incluye el diseño de indumentaria al uso con su correspondiente trabajo de bocetaje y costura. Así fue, precisamente, como surgió la colección ‘Mamá’ que Vargas presentó como Proyecto Final de Ciclo el pasado 14 de febrero de 2018; con muchos bocetos. Y sí, el Día de San Valentín.
La que escribe estas líneas tuvo la oportunidad de estar presente durante la defensa de dicho trabajo, cuando la colección era tan solo un prototipo y un montón de bocetos. También cuando esta se hizo realidad y la diseñadora debutó junto a sus compañeros de promoción el pasado 21 de julio en el Museo del Traje de Madrid, sobre las siete de la tarde.
Por eso, puedo asegurarte que ‘Mamá’ es mucho más que unos cuantos looks estampados y bordados. ‘Máma’ es un tributo a las dos madres de la diseñadora y al amor que les procesa. Tal vez fue el destino o quizá la casualidad pero, dada la idiosincrasia de la coleccción, parece imposible pasar por alto la coincidencia de su defensa del proyecto con el día de los enamorados.
Tal y como Konstanza Vargas explicó durante el acto académico, tiene la inmensa suerte de haber crecido con dos madres que representan lo innato y lo adquirido; con dos madres que le han marcado como ser humano y como profesional del diseño de moda. Por eso, cuando una de ellas falleció, supo que debía hacer algo grande en su honor. Para ello, empezó la casa por los cimientos, con un acto tan sencillo pero importante como el de dotar de un sustantivo a su colección -por el momento inexistente-: ‘Mamá’. Después dejó volar su imaginación, condicionada por el título, restringida por cuatro letras y una tilde.
‘Mamá’ se basa en la indumentaria con la que los niños se relacionan en un día cualquiera. Ellos van al colegio, comen, juegan, duermen… y, en cada ocasión, visten una indumentaria completamente diferente que a la diseñadora le ha servido como pretexto para generar una colección destinada a los adultos. Un leitmotiv más recurrente de lo que parece, una tendencia que consiste en vestir como niños y que recibe el nombre de ‘kidcore’.
Según asegura, su principal fuente de inspiración es su “propia experiencia como adulta ante la nostalgia y la idealización de la niñez”.
“Cuando era pequeña, mi juego favorito era disfrazarme. Fue entonces cuando entré en contacto con el mundo de la moda de manera consciente y voluntaria. Me pasaba horas hurgando en el armario de mi madre, me ponía sus botas de caña alta (que a mí me llegaban por los muslos), una blusa estampada como vestido, collares y cualquier cosa improvisada que me sirviese de peluca”, cuenta.
Sobre el desfile y las prendas de la colección
‘Mamá’ está dividida en las siguientes familias basadas en franjas horarias propias de la infancia:
- Hora de ir al cole: representada por dos uniformes de colegio.
- Hora de comer: representada por dos babis.
- Hora de jugar: representada por una prenda “de mamá” y otra “de papá”.
- Hora de dormir: representada por dos pijamas.
En cuanto a corte y confección, la colección muestra hechuras típicas de los 70 y los 90 sin renunciar a cortes estructurados y sobrios mucho más actuales. Desde prendas oversize hasta siluetas evasé que generan un gran volumen en las mangas y recuerdan a la manga bishop u obispo. Como curiosidad, todas las prendas son holgadas, cómodas y fáciles de poner y quitar.
Según asegura la recién titulada estudiante, las prendas están diseñadas para transmitir lo que cada hora del día representa, reforzando este mensaje con los estampados que ella misma ha creado. Asimismo, la colección es un alegato a la igualdad, queriendo romper con el dimorfismo sexual propio de la indumentaria de nuestro siglo, y por eso incluye la falda masculina.
Las claves de la colección: el falso tartán de los uniformes, la caligrafía de sus sobrinos y los bordados de Xutchill, como el “Toca postre”.
Texto: Irene Díaz